viernes, marzo 31, 2006

La Ratilla Fanzine y algunos amigos

Gracias Enrique.

Estaba consultando algo en Google y debo decirte que me ha emocionado encontrar casualmente tu artículo Oppidum, quizás aún más por la enorme distancia -humana, física y mental- que me separa de todo aquello.

Tan sólo han pasado 10 años, pero la vida en nada se parece a la de entonces; aunque puede que la tuya no haya cambiado tanto, porque parece que has seguido en la cresta de la ola.
Aún así, se advierte cierta nostalgia en tus palabras.

Cuando miro hacia atrás, no me cuesta reconocer que hubo tres personas con las que me resultó especialmente interesante colaborar, tres personas que jamás fallaron ante las expectativas creadas ni ante las adversidades, tres personas de pensamiento claro y firme.

La primera de ellas es mi amigo Francis Cillero, a quien conocí por el año 1989. Francis fue sin duda a quien -desde mi juventud- más admiré y quien más influyó en mis decisiones, aquel bajo cuya influencia me decidí a estudiar la carrera de Filología Hispánica -cosa que, por cierto, nunca le confesé-, y gracias a quien vi el cine y la literatura con otros ojos. Con Francis compartí tantas interminables noches veraniegas de cervezas en el Isopo o en cualquier terraza próxima a Jorge Vigón o a Avda. de la Paz, algunas veces acompañados por Antonio Fernández Ruiz-Carrillo, espléndido poeta y amigo nunca olvidado. Ambos desaparecidos de mis días, pero presentes en mi recuerdo.

A la segunda y tercera personas con quienes me resultó especial el tiempo cultural vivido os puedo poner juntas, no porque os parezcáis en nada, sino porque llegásteis casi a la vez, de la mano de La Ratilla Fanzine, y os quedásteis lo suficiente como para no poder nunca caer en el olvido. Una eres tú, Enrique, con quien conviví bastantes horas en aquella imprenta próxima a la Gran Vía. Tu entrega al trabajo, tu constancia, tu empuje, tu capacidad de polemizar -de convencer, y de lo contrario-, tu innegable carisma. La otra es Alberto Villaverde Grela, persona de una calidad humana excepcional y de un talento y creatividad no menores, con quien tuve la suerte de pasar tantos momentos (en Logroño; en el Santo Domingo de La Rioja -y en el del Caribe, donde no pudimos coincidir-; en Barcelona; o en París] y con quien tengo una deuda pendiente que algún día saldaré.
Por cierto, que dudo que haya habido alguien en la historia de nuestra región que haya expuesto una estatua gigantesca y magnífica en París, frente al museo Pompidou, como la que Alberto hizo para Amnistía Internacional.

Por otro lado, y contestando a alguien que ha dejado una respuesta en tu Pequeña posibilidad de honestidad, espero que nunca se haga un estudio de aquella época ni de aquellas publicaciones por parte del IER, puesto que estimo que no haría justicia a la realidad de lo que pasó, y que probablemente ensalzaría a gentes afililiadas al subvencionismo oficial; o quizás a otros que carentes de sensibilidad y emoción sólo quisieron aparecer como autores sin aportar ni una puta idea ni una miserable gota de su sudor a cambio.

La Ratilla Fanzine: juventud y provocación de la mano.

1 comentario:

Ediciones del 4 de Agosto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.