Esta no es una rosa cualquiera.
Es la rosa que creció en nuestro balcón.
La rosa que poco a poco se fue imbuyendo de sol hasta ser emisora de estrellas.
La rosa mimada que llegó a ser tan bella que llenaba el espacio.
Y que incluso en las noches más cerradas refulgía.
Nuestra rosa que atrapaba todas las miradas.
Y que despedía una fragancia purísima.
En muchas ocasiones cuando la veías desde la calle te impulsaba a subir a casa.
Y muchos de los niños del parque señalaban con sus dedos sin conocer el motivo.
Nuestra rosa un día se fue, pero quedó retratada en esta foto. Nos prometió volver cualquier primavera.
Fotografía tomada el día 30-04-2005.
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